La noche es de todos

Todos hemos visto caer el sol, colorearse los cielos de tintes diversos, sentir el agotador sonido de la ciudad desvanerse en degradeé hasta decibeles un poco más amables.

Casi todos hemos visto algún atardecer alejados de la ciudad, quizás estando de vacaciones o simplemente lejos, rodeado de árboles, todos los verdes e infinitas capas de chicharras ensordecedoras. Elegí tus posibles otros paisajes...

La mayoría nos preguntamos alguna vez "que hago viviendo en la ciudad?" No?

No por nada cada vez son más los countries, barrios privados, emprendimientos inmobiliarios varios alrededor de las grandes urbes, incluso gente que abandona la ciudad (aunque en proporciones infinitamente inversas con respecto a la gente que emigra hacia alli).
Tiene un sentido: vivir mejor. 

Pero debemos preguntarnos, además de los obvios beneficios, que hay detrás de todo ello más allá de las búsquedas personales -y exclusivísimas- de calidad de vida (Aunque tengamos que estar una hora en alguna autopista...).

Estos minibarrios también son un escudo, al que acudimos para protegernos del prójimo, para poder vivir con todas las comodidades del consumo pero sin ensuciarnos las manos.
Todos quisieran vivir mejor, pero no todos pueden (o si?).

El cambio climático es la excusa que debemos utilizar para reflexionar sobre el flujo de la vida moderna actual.  Desde todas las disciplinas podemos encontrar que existe una relación directa, simplista si se quiere, de que el modus operandi de esta realidad lo está modificando todo.

Es obvio a todo estudio que este organismo vivo que es la sociedad se está enfermando. Y junto a él, este otro organismo inmensamente mayor y más fuerte, el planeta y su conjunto vivo.

Lo hacemos con cada producto que fabricamos. Que todos tengan un celular no es progreso, ni que uniformemos nuestros placares con productos de marca, o vivamos millones amuchados, -en su mayoría mal- en las grandes ciudades. *
El por qué venir y el por qué alejarse de la ciudad tienen un mismo origen. Sobrevivir al modelo.

Estamos ciegos por tener, sabiendo que mientras más tengo yo menos tienen otros.

Nos obligan a quitarles a los demás a cambio de que nos acepten. Por eso compramos, nos diferenciamos, queremos mostrar que somos mejores que los demás y que nos va mejor.

La concentración de riquezas, la tan burda manera en que se hacen las divisiones, asusta.

Tanto comercio injusto. Todo nos lleva a las ciudades y sus modales.

Hacemos de todo con este fin, y nos asustamos cuando la violencia, la inseguridad, la insatisfacción, las adicciones, las soledades, se nos aparecen en el noticiero en la tele nueva que acabamos de comprar. Qué barbaridad! es todo lo que atinamos a decir... y pensamos en irnos...

Tendrá algo que ver esto con la tele nueva que compramos? mmm...

Por eso decía que la noche es de todos, porque el cielo ni siquiera es nuestro. Ya estaba ahí cuando lo vimos por primera vez, y no en la tele. 
Empecemos a pensar en el concepto del bien colectivo. De un único cielo, de todos, más allá de las ciudades, los barrios y las fronteras.

* Para reflexionar...: para el año 2050 se espera que más del 75% de la población mundial viva en ciudades.
En ese entonces seremos unos 9 mil millones de habitantes en el planeta, casi 3 mil millones más de lo que somos ahora. 

Superpoblación + Escases de recursos + desigualdad social. Se imaginan ese coctail? 
Es hora de actuar, de ponerle el palito al árbol que se nos está torciendo.
Podemos hacerlo juntos. Tenemos que hacerlo.