Derrota, mi derrota, mi soledad y mi aislamiento; me eres más querida que mil triunfos y más dulce al corazón que toda la gloria del mundo.
Derrota, mi derrota, mi desafío y conocimiento de mí mismo, por tí sé que aún soy joven y ligero de pies y desdeñoso de los marchitos laureles. En ti encontré perfecta soledad y la alegría de ser humillado y despreciado.
Derrota, mi derrota, mi rutilante espada y mi escudo; en tus ojos he leído que ser entronizado es ser esclavizado, que ser comprendido es ser rebajado y ser entendido es tan sólo alcanzar la propia plenitud y, como un fruto maduro, caer y consumirse.
Derrota, mi derrota, mi audaz compañera; tú escucharás mis cantos, mis gritos y mis silencios; y nadie sino tú me hablará del batir de alas, del furor de los mares, de montañas que arden en la noche; y sólo tú escalarás mi escarpada y rocosa alma.
Derrota, mi derrota, mi inmortal valor; tú y yo reiremos juntos con la tormenta, juntos cavaremos fosas para todo lo que muere en nosotros y nos erguiremos ante el sol con una voluntad, y seremos peligrosos.
Escrito por Khalil Gibrán
Tomado del libro: "El Loco"
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